Dark Deity: Un homenaje táctico

Como buen cuarentón que creció con los sprites pixelados de la Game Boy Advance y las tardes eternas planeando estrategias en Fire Emblem, encontrar un indie como Dark Deity es como abrir un baúl lleno de recuerdos. Desarrollado por Sword & Axe LLC y lanzado en 2021 para PC (con una versión para Nintendo Switch en 2022), este RPG táctico se presenta como una carta de amor a los clásicos del género, con un ojo puesto en la mítica saga de Intelligent Systems. Ahora, con Dark Deity 2 asomando en el horizonte —anunciado oficialmente por el equipo y con promesas de pulir aún más la fórmula—, es el momento perfecto para revisitar este título y ver qué nos dejó esta primera incursión.

Mecánicas: Estrategia con personalidad propia

Si algo me ha enseñado más de dos décadas jugando RPG tácticos, es que el alma de estos juegos está en sus mecánicas. Dark Deity se aleja del clásico triángulo de armas (espadas > lanzas > hachas > espadas) que tan bien conocemos los fans de Fire Emblem, y en su lugar apuesta por un sistema más complejo basado en tipos de daño (corte, perforación, magia…) y armaduras específicas. Esto crea una red de ventajas y desventajas que, admito, me hizo rascarme la cabeza al principio. Pero una vez que te acostumbras —ayudado por unos indicadores visuales que te chivan contra quién tienes ventaja—, se convierte en un reto delicioso. Aquí no basta con lanzar a tu caballero acorazado contra todo lo que se mueva; hay que pensar cada paso.

Cada personaje viene con cuatro armas intercambiables en combate, cada una enfocada en atributos como poder, precisión o críticos. ¿Lo mejor? Puedes mejorarlas hasta siete veces con tokens que recoges en batalla, permitiéndote moldear a tus unidades a tu gusto. Recuerda cuando subíamos niveles a nuestros pegasus knights en Sacred Stones con un cariño casi paternal; aquí pasa algo parecido, y esa personalización es un punto fuerte que me tuvo enganchado horas.

Mapas y desafíos: Nostalgia con altibajos

Los combates se desarrollan en mapas de cuadrícula con ese encanto retro que me transporta a mis días de instituto. La mayoría de las misiones giran en torno a eliminar enemigos o alcanzar un punto concreto, pero algunos mapas destacan por su creatividad: portales de colores que conectan zonas o terrenos que te obligan a replantear tu estrategia. Sin embargo, no todo es perfecto. La falta de guardado intermedio en misiones largas —¡ algunas rozan la hora! — puede ser un suplicio para quienes, como yo, tenemos que atender a la familia entre turno y turno. Eso sí, aplaudo la decisión de evitar la muerte permanente. En lugar de perder a tus héroes, estos reciben heridas que bajan sus estadísticas ligeramente, un castigo justo que no te hace resetear como loco.

Historia y personajes: Más allá del cliché

La trama nos lleva al continente de Terrazael, donde un grupo de estudiantes de academia militar se ve arrastrado a una guerra caótica desencadenada por el ambicioso rey Varic. Sí, suena a premisa de manual, pero lo que salva a Dark Deity es su elenco. Con 30 personajes jugables, cada uno con su trasfondo y habilidades únicas, el juego te da un banquete de personalidades. Las charlas entre ellos —a lo support conversations de Fire Emblem— no solo profundizan en sus historias, sino que te hacen encariñarte. No esperes una épica digna de Tolkien, pero sí un grupo de héroes con chispa que te sacarán más de una sonrisa.

Arte y sonido: Pasión indie en cada píxel

Visualmente, Dark Deity es un deleite para los nostálgicos. Los sprites son detallados y las animaciones de combate, aunque simples, tienen ese toque encantador que me recuerda a los días de la GBA. No rivalizan con las producciones AAA, pero el esfuerzo de Sword & Axe LLC brilla en cada píxel. La banda sonora, por su parte, cumple sin destacar: melodías orquestadas que ambientan bien, aunque ninguna se me ha quedado grabada como los temas de The Blazing Blade. Los efectos de sonido, eso sí, dan en el clavo y hacen que cada golpe crítico suene satisfactorio.

Dark Deity no reinventa la rueda, pero tampoco lo pretende. Es un homenaje sincero a los RPG tácticos que marcaron mi juventud, con suficiente personalidad para no sentirse como un clon descarado. Tiene sus asperezas —el diseño de algunos mapas podría pulirse y esa falta de guardado me saca canas—, pero su profundidad estratégica y su elenco carismático lo convierten en una joya indie que cualquier veterano del género debería probar. Con Dark Deity 2 en camino, confío en que Sword & Axe haya tomado nota para ofrecernos una secuela que eleve el listón.