Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii – Una aventura pirata que surca los mares del RPG

Siendo un apasionado de los RPG desde que mis manos infantiles sujetaron por primera vez un mando en los días de Final Fantasy VI, pocas cosas me emocionan tanto como ver una saga evolucionar sin perder su esencia. Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii, el último giro de tuerca de Ryu Ga Gotoku Studio, llega como un soplo de aire fresco y salado a la franquicia Yakuza (ahora Like a Dragon), mezclando piratas, amnesia y un toque de locura en una fórmula que, aunque no es perfecta, tiene el carisma suficiente para enganchar a veteranos y novatos por igual. ¿Listos para zarpar con Goro Majima en esta travesía hawaiana? ¡Soltad amarras, que nos vamos!

Jugabilidad: Combates en tierra y mar con sabor a salitre

Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii nos devuelve al combate en tiempo real que marcó los orígenes de la saga, dejando atrás el sistema por turnos de Infinite Wealth. Encarnamos a Goro Majima, el carismático “Perro Loco de Shimano”, quien despierta amnésico en una playa y pronto se convierte en capitán pirata. La jugabilidad brilla con dos estilos de lucha: el clásico Mad Dog, con sus cuchillos y acrobacias desenfrenadas, y el nuevo Sea Dog, que añade espadas duales, un gancho y una pistola para un enfoque más versátil y pirata. Es un regreso a las raíces beat ‘em up que se siente como un guantazo nostálgico, pero con un giro fresco que lo distingue.

El gran añadido son las batallas navales, un sueño para quienes fantaseábamos con un Assassin’s Creed: Black Flag con esteroides yakuza. Controlamos el barco Goromaru, disparando cañones, ametralladoras y hasta lanzacohetes en enfrentamientos arcade que, aunque no alcanzan la profundidad táctica de otros títulos de piratas, destilan diversión pura. Reclutar una tripulación de más de cien personajes para asignarlos a roles como artilleros o reparadores añade un toque de gestión que recuerda a los minijuegos de simulación de la saga, como el inolvidable Cabaret Club. Sin embargo, estas mecánicas pueden pecar de simplistas, y el mar a veces se siente más como un pasillo que como un océano abierto.

Un RPG que no revoluciona, pero que te hace sonreír de principio a fin.

Historia: Un tesoro narrativo con alguna que otra grieta

La trama arranca con Majima perdido en una isla tras los eventos de Infinite Wealth, rescatado por Noah, un niño soñador que lo empuja a una búsqueda de tesoros legendarios. Es una historia más ligera y desenfadada que las habituales intrigas mafiosas de la serie, con un tono que evoca a One Piece más que a un drama criminal. Esto puede ser un arma de doble filo: por un lado, ofrece un descanso refrescante; por otro, carece del peso emocional que solemos esperar de Like a Dragon. Majima, despojado de sus recuerdos, muestra una faceta más vulnerable y paternal, pero el guion no explora su amnesia tan a fondo como podría, dejando algunas preguntas en el aire.

Los secundarios, como Noah y su familia, aportan calidez, aunque los villanos caricaturescos —con sus bigotes retorcidos y risas malévolas— no logran intimidar como los antagonistas clásicos de la saga. Aun así, la narrativa tiene momentos de brillantez absurda que solo esta serie sabe entregar, desde musicales espontáneos hasta enfrentamientos con tiburones fantasmas.

Gráficos y ambientación: Honolulu brilla bajo el sol

Visualmente, el juego recicla con maestría el Honolulu de Infinite Wealth, un escenario vibrante lleno de playas doradas y calles bulliciosas. Los nuevos entornos, como la isla Rich y el caótico Madlantis, refuerzan la atmósfera pirata con un diseño colorido y detallado. Los modelados de personajes, especialmente Majima con su atuendo de capitán, son un deleite, y las animaciones de combate fluyen con una energía casi cinematográfica. No estamos ante un salto gráfico revolucionario, pero el estilo artístico de Ryu Ga Gotoku sigue siendo un imán para los sentidos.

Banda sonora con grandes clásicos de Sega

El apartado sonoro es un tesoro escondido. La banda sonora mezcla shanties piratas que cantan tus tripulantes —tan pegajosas que te pillas tarareándolas— con temas épicos que acompañan los combates. Además, Majima puede comprar CD con pistas icónicas de Sega, desde Sonic hasta Virtua Fighter, un guiño nostálgico que hará sonreír a cualquier fan de la compañía. La actuación de voz en japonés es impecable, con Hidenari Ugaki dando vida a un Majima tan carismático como siempre, aunque el doblaje inglés (con Matthew Mercer) puede dividir opiniones.

Opinión personal: Un viaje que me robó el corazón

Como fan de los RPG desde los días de Chrono Trigger, Pirate Yakuza in Hawaii me ha conquistado con su descaro y su capacidad para no tomarse demasiado en serio. Adoro ver a Majima en el centro del escenario, y aunque echo en falta una historia más profunda, la diversión desenfrenada y el cariño puesto en cada detalle me han mantenido enganchado. No es el mejor Like a Dragon, pero sí uno de los más entrañables. Me hubiera gustado un océano más vasto y un clímax más impactante, pero zarpar con este pirata loco ha sido un placer del que no me arrepiento.

Positivos:

• Combate en tiempo real ágil y espectacular.
• Banda sonora memorable con shanties y clásicos de Sega.
• Ambientación hawaiana vibrante y llena de vida.
• Majima como protagonista: carisma puro.
• Minijuegos y actividades secundarias tan adictivas como siempre.

Negativos:

• Historia ligera que no aprovecha del todo la amnesia de Majima.
• Batallas navales divertidas pero poco profundas.
• Algunos entornos reciclados pueden sentirse repetitivos.
• Villanos poco memorables frente a los estándares de la saga.